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VIZCAYA bella y serena. Un palacio en Biscayne Bay

La mansión bella y serena en la bahía de Biscayne solamente se puede ver desde el mar. Su terraza termina justo a la orilla del agua, frente a una enigmática barcaza de piedra de coral decorada con figuras mitológicas del Caribe.

La mansión más imponente de Miami está escondida detrás de una tupida vegetación en la calle South Miami Avenue. Considerada una de las casas privadas más elegantes que jamás se haya construido en América aún conserva los muebles y esculturas originales. Sus exteriores y sus grandes jardines son un oasis de paz en medio de la ciudad moderna.

En 1922, cuando se terminó su construcción ya le había costado unos cuantos millones de dólares a su propietario James Deering, quien empleó a más de 1,000 trabajadores cuando la población de Miami era menos de 10,000 habitantes. Durante los años ha sido azotada por devastadores huracanes y afectada por el clima subtropical. Afortunadamente, la restauración la favoreció en numerosas ocasiones.

La Sutri Fountain, una de las joyas de Viscaya fue restaurada el pasado mes de febrero. Su diseño es del mismo arquitecto que creó la fuente del Panteón de Roma.

En 1953 la propiedad se convirtió en un museo y hoy es considerada un Monumento Histórico Nacional. La han visitado los reyes de España, Inglaterra y Juan Pablo II. Películas como Iron Man 3 la escogieron como escenario (sus escalones de piedras y casino). Y día a día, trasciende como el Castillo de las quinceañeras de Miami.

La misteriosa y romántica Galera sigue rompiendo las olas

Deering estrenó la casa en las Navidades de 1916 y aunque era su mansión de invierno, vivió en la villa hasta 1925 cuando falleció en un barco, de regreso a casa. Un staff de 16 a 20 personas trabajaban en la propiedad para quienes Deering creó una playa privada y una plataforma para bailar con vista a la bahía de Biscayne.

Entre tantas bellezas, la Bargue, una barcaza de piedra monumental esculpida por Alexander Stirling Calder y decorada con tallas que representan a las criaturas míticas del Caribe, es la más cautivadora. Inspirada en el Bucintoro, la embarcación o galera principal donde viajaban los Dux de Venecia para acudir a los famosos matrimonios con el mar.

El arquitecto colombiano que diseñó los jardines de Viscaya

Deering quería que su nueva casa en Miami se pareciera a las villas italianas de Veneto, en el norte de Italia. Acompañado de su amigo, el arquitecto Paul Chalfin, viajó a Villa la Pietra, en las colinas de Florencia. Allí conoce al arquitecto paisajista colombiano Diego Suárez, quien vivía en Italia y había estudiado en la Academia di Belle Arti y trabajaba para Sir Arthur Acton, en los jardines de La Pietra. Deering quedó impresionado con la obra de Suárez y unos meses más tarde, el arquitecto latino fue comisionado para diseñar los jardines de Viscaya.

Inicialmente, Suárez basó sus diseños inspirándose en una villa del siglo XVI en Viterbo, de apariencia barroca. Cuando llegó a Miami por primera vez, se dio cuenta de que el diseño italiano no iba a funcionar en el ambiente de la Florida. Entonces, inteligentemente adaptó su diseño y creó el Montículo como el punto focal de los jardines, protegiendo la casa de las duras reflexiones del sol desde la bahía adyacente.

Tras una serie de desacuerdos con Chalfin, Suárez abandonó el proyecto en 1917 y, durante muchos años, Chalfin tomó el crédito por el diseño de los jardines. Sólo en la década de 1950, gracias a F. Burrall Hoffman (arquitecto de la mansión), Suárez fue reconocido como el arquitecto de uno de los jardines más importantes de los Estados Unidos: Viscaya.

La casona de Viscaya se dio a conocer en los periódicos y revistas de la época porque estaba equipada con lo mejor de la tecnología. Tenía un sistema de agua filtrada, calefacción, ventilación y elevadores.

Viscaya es un museo abierto al público que brinda exquisitos servicios en el Café Viscaya o se puede disfrutar de variedades de gelato: una experiencia muy distinta a las que ofrece Miami. Los residentes en la ciudad tienen la oportunidad de asistir a su programa de actividades culturales, entre ellas, las proyecciones de películas clásicas del cine silente que tuvieron éxito en la época de Deering. El programa “Viendo Viscaya” es un viaje 100 años atrás, de cuando Deering invitaba a estrellas del cine a su casa como Lillian Gish. Y lo más increíble, en medio de este entorno, todavía funciona el antiguo órgano de la casa!

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