GRANDES MIGRACIONESNaturaleza

Descubre cómo el jardín de una casa pasó a ser escala vital de ave migratorias

Millones de aves pasan por el corredor de la Florida en su viaje al norte, y el Sur de la Florida es la primera tierra que encuentran para hacer su escala vital.

Al llegar necesitan recuperar sus fuerzas para continuar su viaje rumbo al norte; pero en las ciudades urbanizadas queda muy poca habitad silvestre y las arboledas están en muchos jardines de casas.

Cuando conocí esta realidad hice algo muy fácil para ayudarles en mí jardín en el Sur de la Florida.

Dejé que la naturaleza hiciera su trabajo .Segura que la mano invisible de la naturaleza podía crear un paraíso lleno de vida

“No interrumpí el crecimiento de los árboles nativos y permití que crecieran las flores silvestres, cuando llegó la primavera el jardín estaba lleno de vida. Como recompensa la naturaleza me trajo a los colirojos americanos (American Redstart) los primeros viajeros en la primera migración de aves cantoras hacia el norte”.

La visita de los colirrojos americanos (American Red Start), Florida y Paraíso y sus amigos. Mi historia se las cuento aquí, esperando inspirar.

A finales de abril, después de una tormenta de primavera, salió el Sol con la fuerza de un verano. Los vientos frescos del Atlántico trajeron algo más que agua de lluvia. Miles de aves cantoras llegaron al Sur de la Florida en su migración anual aprovechando la ola estacional que los impulsó.

 Los American RedStar habían volado toda la noche sobre mar abierto desde que salieron de sus refugios de invierno en Centro América. Al llegar a tierra firme, la parada vital le permitiría recuperar fuerzas para continuar el viaje a sus criaderos en el norte de Estados Unidos y los bosques boreales de Canadá.

Esa mañana, a la hora en que empiezan a volar las mariposas y las aves despiertan a todos con las alegría de sus cantos, por el este, donde entra el Sol al jardín escuche un trinar diferente. No era el llamado del Cardinal o el Blue Jay residente. Un eco distinto salía de los arbustos. Me acerqué y vi entre las hojas a un pequeño y diminuto pajarito negro con cola amarillo naranja que llamaba a su pareja, cuando me vio me miró curioso, giró y me dio la espalda. Lo hizo muchas veces, hasta que se quedó quieto. Ella, con un color amarillo claro en su plumaje le respondía desde las enredaderas en la cerca; pero no se acercó al notar mi presencia.

A ella la llamé Florida por el color del Sol y al él lo llamé Paraíso

Los pequeños viajeros, Florida y Paraíso, habían encontrado entre los árboles nativos y frutales de mi jardín un refugio seguro para reponer fuerzas. Esa noche no volaron, dormidos en árbol de mangos florecido, disfrutaron el fresco de la brisa de primavera.

Al amanecer del día siguiente, el cielo había empezado a aclararse. En pocos minutos despertaría el día con toda su fuerza. Abrí la puerta y descubrí que habían más viajeros de los que imaginaba. Florida y Paraíso no estaban solos. Me dio la impresión que todo el vuelo estaba allí entre los árboles. Una alegría desconocida entró en mi alma. Mi jardín no era decorativo, era silvestre pero le ofrecía tanta vida a los viajeros.

Parecían mariposas saltando de flor en flor. De árbol en árbol. Traían la energía y la paz de las selvas tropicales. Desaparecían en el aire y en un pestañar de ojos aparecían en los techos de teja buscando insectos.

Se hundían en giros dando vueltas en las flores silvestres que habían crecido con la lluvia. Nunca supe si todos los pelirojos americano había llegado en el mismo vuelo con esta pareja.

Cuánto tiempo estarían?. Desaparecerían como mismo llegaron. Cuando llegue el momento de emprender el viaje, se comunicaran en códigos y en otra ola de viento subirán al norte. Para ese momento estarán muy fuertes y llevarán a otras tierras el amor y la protección que encontraron en mi jardín. Los que sobrevivan en el trayecto regresarán en otoño cuando empiecen a bajar las temperaturas. Esta vez no viajaran solos, vendrán acompañados de las crías que nacieron.

Es heroíco y fascinante el viaje migratorio que hacen las aves

Me maravilla saber lo milagrosa que ha sido la naturaleza con ellos, que los ha dotado de una resistencia increíble. Es heroíco y fascinante el viaje migratorio que hacen las aves. Cómo esas pequeñas alitas de plumas pueden sostener en el aire tantas horas a este pajarito que solo pesa menos de media onza. Cómo puede resistir un vuelo tan largo, sin descanso sobre mar abierto y que todavía cuando lleguen canten, se reproduzcan y cuiden de sus crías.

Es un privilegio vivir en una ruta migratoria de aves y poder ofrecerles un refugio, agua y comida para reponerse y continuar el viaje.

Ideas para crear un jardín para la vida salvaje

Es maravilloso compartir el jardín con la vida silvestre nativa. Una de las mejores formas de empezar a construir el habitad es poniendo una estación de comida con semillas para pájaros y agua. Comparto contigo algunos que me han gustado.

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