Monólogos con mis fotografías de autos
Las ciudades modernas son agitadas, rápidas a veces pueden ser caóticas pero podemos cambiar la experiencia si sabemos detenernos y hacer una pausa.
Qué vemos y qué no vemos cuando vamos a más de 55 mph o cuando vamos a menos de 35 mph. La calle, el tráfico, las luces de la ciudad, los estacionamientos, las paradas, los elevadores, los puentes, los caminos.
He fotografiado los autos en el verano y en el otoño, en la primavera y en el invierno, en la lluvia y en el sol, cubiertos por gotas de agua del rocío de la mañana que cubren su pintura y sus cristales.
Los autos son a veces espejos donde se reflejan las hojas de los árboles, las flores y las nubes. A veces las formas de los edificios y nuestra propia sombra.
Desde lejos las luces rojas y blancas parecen un collar de cuentas lumínicas.
Siento mucha gratitud por la compañía que me crea la agenda de los autos cada semana, en especial por Marcelo Serrato, quien hace más de 25 años me abrió las puertas del mundo automotriz.
Cuando el concierge de Prestige Autos los trae están recién maquillados, hermosos, luego los llevo al camino, a la aventura y al entregarlos tienen el polvo de 7 días y algunos vasitos vacíos de agua y café.