Artistas y conservacionistas chinas a favor de la vida salvaje
Hace dos mil años, el filósofo chino Zhuang Zi habló de la necesidad de que la naturaleza y la humanidad existieran en armonía pero la China moderna e industrializada parece estar en pleito con la sabiduría milenaria.
Desde el 2003 China ha sido marcada por acontecimientos misteriosos, sociales, culturales y políticos. Esta es la visión de algunos artistas que han sido impactados por ellos y desean un cambio. Algunos acuden a la belleza de los animales, para sensibilizar al cambio.
El comercio ilegal de animales salvajes es una ola más fuerte que el muro que la intenta contener.
Desde que apareció la misteriosa epidemia de SARS en el 2003, artistas y conservacionistas Chinos han enviado un mensaje a través de su trabajo para detener el comercio de animales salvajes; pero su mensaje no ha tenido mucho eco. Con la nueva pandemia, el miedo colectivo regresó a las megas ciudades. La confusión y el silencio también.
Reviviendo memorias – Mi viaje a Shanghai.
En la sombra de la pandemia originada en China y sensible ante el misterio que la rodea reviví mi viaje hace un tiempo a Shanghai, la ciudad más modernizada de China.
Al cruzar la calle, frente a los templos, en lugares donde todavía se respira el incienso de la purificación mi guía, una amorosa inmigrante China de una provincia me mostró un sitio donde la gente podía comer delicadezas de animales salvajes. El lugar tenía un nombre alegórico a la “felicidad” y a la “vida eterna”. Otros tenían significados como “paraíso”.
Jade, no podía comer pangolín o pagar por una medicina con partes de animales. El dinero que lograba reunir con las propinas era para comprar una bicicleta. Su estatus social y su salario no le permitía pagar un plato costoso; pero me confesó que muchos turistas llegaban a Shanghai y le preguntaban por sitios donde encontrarlos. Los animales prohibidos por la ley como el Pangolín no aparecían en los menús.
Hace un año, el Miami Film Festival incluyó la película “Dead Pig” de la directora chino americana Cathy Yang y pude verla. La película habla de una epidemia de cerdos muertos cerca de Shanghai y cómo afecta a una familia específica.
Cathy Yang quedó marcada por el evento misterioso que sucedió en el río de Shanghai después de una epidemia de cerdos.
En marzo del 2013 ocurrió un acontecimiento misterioso en Shanghai. Miles de cadáveres de cerdos se encontraron flotando en el río Huangpu. La directora cine Cathy Yang fue más allá de la noticia, en su film Dead Pigs aborda el tema que causó una preocupación en los habitantes de Shanghai que temían que el agua que bebían estuviera contaminada. Pero lo hace mostrando la raíz de los problemas humanos, sociales y culturales que vive la sociedad China moderna como consecuencia del desenfrenado desarrollo.
En la trama del filme Dead Pig, mientras las autoridades buscan desesperados quienes han arrojado los cerdos muertos al río, un granjero de cerdos, trata de vender los cerdos muertos pero nadie quiere comprarlos en medio de lo que está sucediendo. La única solución será tirarlos al río secretamente; pero esto no lo liberará de sus deudas y es perseguido por los agresivos prestamistas. Su hermana podría salvarlo pero no quiere vender las reliquias de la familia.
En Shanghai donde viven 30 millones de habitantes. La ciudad ya no es sostenibles y la falta de tierra es un problema. La conversación antes era la construcción, ahora es la contaminación ambiental, la calidad del agua y cómo se puede desarrollar la agricultura urbana.
Yee I Lam. Fotógrafo. En su obra aborda los prejuicios sociales. En un mundo en conflicto, sus animales son la única conexión del pasado con el mundo futurista.
Li una estudiante China estudiando en Estados Unidos, como muchos jóvenes chinos no apoyan los conocidos wet market.
“Después del 2002- 2003 cuando apareció el misterioso virus del SAR, cerraron muchos mercados. Había mucha ansiedad, miedo y especulación. Era un tema sensible y la gente no hablaba de esto. En la provincia de mataron a 10, 000 gatos de civeta de forma brutal metiéndolos en desinfestante y electrocutándolos. Luego se olvidaron y volvieron a abrir los mercados que venden animales vivos.
En el 2019, un grupo de fotógrafos de la vida salvaje unieron fuerzas para combatir el crimen y publicaron el libro en inglés y en chino .
“Photographers Against Wildlife Crime. Las fotos conmovedoras tenían un fin sensibilizar y crear conciencia para un cambio. Muchas de las fotos fueron creadas para apoyar ONG como Animal Asia y otras ONG que luchan dentro de Asia por proteger la biodiversidad.
La ONG Animal Asia tiene la misión de rescatar osos maltratado en las “fincas de bilis”. Más de 20, 000 son víctimas de estas fincas. Desde 1970, China en sus reformas rurales autorizó las granjas destinadas a criar animales salvajes.
En el 2017, Rebeca Wong, autora del libro “The Illegal wildlife trade in China” empezó su investigación por un mundo que ella llama de “ultra tumba – under world”. Rebeca descubrió que la demanda es grande, dentro y fuera de China. Los precios son altos y hay que tener un gran poder adquisitivo para consumirlos. Lo triste es que la gente no tiene idea de nada de lo que consumen.
La ignorancia y las creencias sin fundamento científico impulsan el comercio y el consumo.
En la última década en China, el tráfico de animales ha aumentado el 57 por ciento y en valor 1, 600. Lo suficiente para llevar a las species como el Pangolín a la extinción. Actualmente están en peligro crítico”. ( fuente – Hong Kong Wildlife Trade Working Group).
La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Verde de la Biodiversidad en China y otras ONG dentro de China están preocupados por el futuro.
Qué se sucederá con los animales que se quedarán abandonados en las granjas después de la restricción que ha puesto el gobierno?. Esta es la nueva preocupación de las ONG.