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Oasis de paz en el Central Park de New York, jardines y bosques te esperan

Manhattan tiene muchos rostros, el de las calles saturadas de vendedores y tiendas de departamentos, el caos del transporte, los ruidosos subterráneos con 500 estaciones, la cocina to go en las esquinas, y la aglomeración de gente en Times Square. Pero también posee ofertas más relajantes y románticas. El Central Park es uno de los lugares favoritos de las socialities que viven en los Brownstones del East Side y de las celebridades que residen aquí o vienen a filmar una película.

Cuando te adentras en el oasis de la naturaleza verde que abarca 843 acres de jardines, puentes y bosques, las sirenas de los servicios de rescate desaparecen y en la zona noroeste (el bosque del norte) te sientes como si hubieses llegado a un acampado en las montañas de Adirondack.

Si no vas de prisa puedes llegar hasta el monumento a Alicia en el País de las Maravillas, el Castillo de Belvedere, las pistas de patinaje, el obelisco egipcio La Aguja de Cleopatra y el Carrusel. Existen tours que te llevan en pedicab, caballos, en vespa o en bicicleta. El paseo por La Ramble (entre las calles 73 y 78) es gratificante cuando te detienes en Bethesda Terrace y la Fuente de Bethesda (72 y Street Cross Drive) a contemplar el Ángel del Agua, una escultura de Emma Stevens que hace referencia al Evangelio de Juan, y que relata como un ángel bendice la piscina de Bethesda trasmitiéndole poderes curativos al agua. El ángel de Emma lleva un lirio en la mano izquierda que representa la pureza del agua. Desde la terraza puedes ver preciosas vistas del Lago de Central Park.

Hoy los neoyorquinos agradecen haber heredado un parque tan grande para salir a caminar al aire libre. En 1855 los habitantes de la isla se refugiaban en los cementerios porque no existían espacios públicos.

Central Park NY

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