Katherine Hepburn y Audrey Hepburn una vida defendiendo el bosque
Puede ser que esta sea la historia que menos se conoce de las artistas, pero no deja de ser la más inspiradoras. Una en New York, la otra en Europa.
La urbanización de Manhattan y la construcción de rascacielos pusieron en peligro los árboles del vecindario. En 1957 Katharine Hepburn se une a la Asociación de Turtle Bay y lucha durante treinta años contra la destrucción de los árboles por la invasiva urbanización.
En 1966 se creó el Turtle Bay Gardens, un distrito histórico donde 20 casas comparten un jardín y están protegidas por el Landmarks Preservation Commission of New York, entre ellas la que fuera su hogar.
Pero es en la Plaza del Dag Hammarskjold, en la 47 th Street entre la First y Second Avenue, donde más se le recuerda y donde se ha dedicado un pequeño jardín a su memoria, el Katharine Hepburn Garden.
El jardín recuerda el amor que Katharine sintió por las flores y la jardinería y su compromiso social con el parque y el barrio.
Katharine Hepburn había nacido en el campo pero vivió 60 años en Manhattan
Katharine vivió 60 años en el East de Manhattan. Antes de mudarse a su mansión de Long Island ya era huidiza de la ciudad y se refugiaba en pequeños jardines secretos como el patio de la casa al estilo de una villa italiana. Su padre la había criado para usar su mente, no era una mujer complaciente por eso no le importaba ponerse pantalones cuando todas las mujeres llevaban vestidos.
Su pasión por las flores y los jardines comienza durante su infancia en West Hartford, cuando paseaba con su familia por el oeste del río Connecticut. Los niños competían para ver quién podía descubrir los nombres de las flores silvestres que se encontraban, los lirios del valle, las sanguinarias y las columbinas.
En 1932, cuando Katharine se fue a vivir a la isla de Manhattan, se mudó a la zona de Turtle Bay, en Midtown. Muchas veces comentó que vivía en un lugar que era un “oasis fuera de la ciudad”. En la nueva casa tenía un jardín donde trasplantó las flores silvestres que tanto le gustaban de la casa de sus padres.
La urbanización de Manhattan y la construcción de rascacielos pusieron en peligro los árboles del vecindario.
En 1957 Katharine se une a la Asociación de Turtle Bay y lucha durante treinta años contra la destrucción de los árboles por la invasiva urbanización. En 1966 se creó el Turtle Bay Gardens, un distrito histórico donde 20 casas comparten un jardín y están protegidas por el Landmarks Preservation Commission of New York, entre ellas la que fuera su hogar.
Pero es en la Plaza del Dag Hammarskjold, en la 47 th Street entre la First y Second Avenue, donde más se le recuerda y donde se ha dedicado un pequeño jardín a su memoria, el Katharine Hepburn Garden.
El jardín recuerda el amor que Katharine sintió por las flores y la jardinería y su compromiso social con el parque y el barrio.
Otra amante de los jardines fue Audrey Hepburn
En mi viaje por Lausanne, en la Suiza francesa, descubrí que en este idílico lugar que fue refugio de Coco Chanel, también tuvo su casa Audrey Hepburn, en el pueblito de Tolochenaz cerca del Lago Ginebra.
Audrey construyó su refugio de paz en “La Paisible”, una finca del siglo XVIII, con huerto, jardín, árboles frutales y un sauce de 100 años que era el símbolo de su casa. Cuando el árbol se marchitó a causa de hongos, lloró como si hubiera perdido a un viejo amigo.
Lucas Dotti, el hijo de Audrey, nos permite a través de un libro dedicado a la memoria de su madre, conocer más sobre su pasión por los jardines.
Nadie se hubiera imaginado a la mujer, a la diva de la elegancia, preparando mermelada de manzanas para la familia.
En “Audrey en el Hogar”, Dotti nos transporta a La Paisible, describiendo el entorno de aquel hogar que compartió con su madre, donde había rosas cortadas y tulipanes por toda la casa.
En varias ocasiones, sus hijos han tenido que proteger este lugar en Suiza para que no se convierta en otro Graceland, y han pedido que se respete la voluntad de su madre, autorizando que su nombre solo sea usado en las causas relacionadas con la labor que ella realizó como embajadora de UNICEF.
Tanto amó lo jardines que dedicó su último trabajo en cámaras a la realización de la serie de televisión “Garden of the World” (Jardines del Mundo con Audrey Hepburn).
Con este trabajo pudo cumplir el sueño de visitar 17 jardines de interés histórico en 7 países del mundo, entre ellos uno de sus favoritos, el de Monet en Giverny, Francia.
Por esta serie de TV dirigida por Bruce Francini, Audrey recibió un Emmy Award. Los temas de la serie fueron, “Formal Gardens”. “Japanese Gardens,” “Country Gardens” y “Public Gardens”.
Por qué amó tanto los jardines?
El mismo hijo de Audrey, explica cómo la guerra y el hambre enseñaron a que su madre valorara los frutos de la tierra.
“Mi madre sobrevivió el invierno más terrible de su vida durante la guerra. Un día, después de su cumpleaños, en mayo de 1945 Holanda se libera. Con la liberación llegó la primavera, y con la primavera también llegó la comida. La naturaleza y la vida estaban floreciendo de nuevo en Holanda. Debido a esto, ella siempre dijo que los jardines son una prueba de vida. También dijo cómo nuestro amor humano innato por las flores está impreso en nuestro ADN porque las flores se convierten en frutos”.