El encantador ALBARRACIN, un pueblo de leyendas
Un viaje de 3 días por 12 siglos de existencia humana en la misma localidad
Al llegar a la Sierra de Albarracín (Provincia de Teruel) a 1.182 metros (3,880 pies) de altitud, y a su ciudad capital del mismo nombre, perdimos la respiración por unos segundos.
Este efecto no tuvo nada que ver con la altura, sino con la majestuosidad de lo que presenciamos: la impresionante muralla (siglo XIII), caminos empedrados, la Torre del Andador (siglo IX), la catedral (siglo XVI), el castillo y otras maravillas que atraen historiadores, antropólogos, filósofos y todos los rubros artísticos por igual. El arte rupestre levantino sigue destapando misterios en esta generación.
Cuando llegamos a Albarracín ya conocíamos su historia
La idea de visitar Albarracín en nuestro viaje rumbo a Valencia, fue del matrimonio Jesús Montesa y Lupe Lloreda, amigos de la familia y grandes conocedores de España, el País Vasco y Aragón. Jesús nos habló de la historia y los encantos de este pueblo.
Más tarde supimos que había sido elegido entre los pueblos más bonitos de Europa.
En solo tres días nos adentramos en 12 siglos de existencia humana en la misma localidad.
La yuxtaposición del pasado y el presente en el mismo momento es una experiencia memorable.
En un pestañar podíamos desplazarnos de siglo en siglo como viajeros en un episodio del Ministerio del Tiempo o la película La Máquina del Tiempo. También, en la meditación, se podía percibir la energía de otras épocas.
Este importantísimo patrimonio histórico fue motivo para que declararan a la ciudad “Monumento Nacional” en el 1961. En la actualidad la Fundación Santa Maria de Albarracín se responsabiliza de restaurar, preservar y guiar todas las actividades relacionadas con estos tesoros mundiales.
Hotel La Casa Grande 
Al ver las fachadas de piedras y vigas visibles me preocupé de que nuestro pequeño piso/hotel, La Casa Grande, careciera de un buen baño y buena cocina (en caso de que los restaurantes estuvieran limitados por COVID). Al contrario, la ducha era grande con colores cambiantes y grifo tipo regadera tropical. Los restaurantes contaban con espacios y terrazas al aire libre, magníficos manjares y vinos. La estricta observación de los protocolos de sanidad engendraba confianza.
Quedamos fascinados con el pequeño supermercado del pueblo, Casa del Seronero. Tenia un surtido impresionante de jamones, vinos, empanadillas y, por supuesto, los mundialmente premiados quesos artesanos de la Sierra de Albarracín. Francamente no carecía de nada y aparte, un servicio excelente.
El restaurante Tasca Típica el Roso se destaca en todo, desde sus ensaladas, terrina de ciervo, oreja frita, arroz banda hasta las hamburguesas y ensaladas veganas, El Roso merece galardones.
Foto: Con el pan horneado diariamente, regresando al hotel por una de las calles principales de Albarracín.
De que regresamos, regresamos! “Dios mediante”
Para saber más: Vale aclarar que el pueblo ha sido elegido como uno de los más bonitos de Europa, basado en análisis que incluye actividad en las redes sociales tales como Instagram y Pinterest.
Detalles sobre las razones por la cual Albarracín fue elegido para recibir dicha designación se han publicado en El Heraldo (https://www.heraldo.es).
Todo lo que se ha escrito -por muy excelente las exposiciones- es poco. Este extraordinario pueblo amerita un documental televisivo de FAMA.
