Viajar a Bruselas. El Manneken Pis y el caballero del paraguas.
Si intentas conocer a Bruselas en 48 horas tal vez lo puedes lograr pero te vas a perder lo mejor. A primera vista tu mismo puedes engañarte y hasta creerte que después de caminar por la plaza más linda del mundo, la Grand Place, visitar al pequeño niño que orina (Manneken Pis) y decirle hello a Tin Tin ya lo descubriste todo.
Pero la esencia de la ciudad se esconde en el estilo de vida de los bruseleneses y en los lugares que ellos han frecuentado toda la vida.
Después de viajar en tren durante 10 días por las ciudades flamencas: Malinas, Brujas, Amberes y Gantes llegué al Hotel Domenique en la zona antigua de Bruselas. Mi última parada en Bélgica era en su capital.
Esperé a mi nuevo anfitrión en el bar mientras me servían un doble expresso. Y me preguntaba cómo iba a tener fuerzas para continuar con la marcha intensiva. De repente apareció un elegante caballero en sus largos 60’s. Llegaba puntual y impuso orden desde que apareció. Hablaba varios idiomas, francés y neerlandés con un típico acento bruselense.
Tenía un estilo muy personal, llevaba sombrero y paraguas y una maleta con libros, uno de Carlos V que era para mí. El caballero conocía muy bien la historia de Bruselas, trabajaba como profesor de Historia del Arte y en sus tiempos libres se ganaba un dinero extra como guía de turismo. Le confesé que quería hacer cosas diferentes.Tenía solamente 48 horas para conocer a Bruselas. Lo asusté al decirle esto; pero no le robé la calma. Respiró profundamente y me miro con cara de piedad. Le dije va a ser muy fácil; usted haga la vida normal y yo lo sigo.
La hora de las papas fritas con mayonesa
Así empezamos el día en un puesto callejero donde venden papas fritas. Ordenamos dos cucuruchos con mayonesa. Comimos de pie, como lo hacen los locales.
El caballero tiene una cuota de chocolates diarios
Para mí era un postre; para él era su cuota de chocolate. Paramos en varias chocolaterías por el camino.
Hora de la cerveza
Un bruselense siempre bebe cerveza en la tarde.
El sentido del humor de los belgas
El caballero del sombrero conocía muy bien el Bar Morte Subita, donde venden cerveza de las abadías y me invitó a tomar una Rochefort. Hasta la muerte la toman en broma…..
Ningún famoso es más famoso en Bélgica como el Manneke Pis
La visita al comic de Tin Tin era obligatoria y el pequeño niño que orina Manneke Pis nuestra mayor solicitud. No vimos al Petit Julien el primer día, así que nos acostamos con los deseos de verlo en la mañana.
Video de Bruselas
Si un niño se porta bien a dónde lo llevan?.
Al día siguiente hicimos una parada en la panadería Dandoy Biscuiterie, para comprar los “speculoos” que son las galletas amasadas con canela y azúcar morena. Mi anfitrión dice que es el mejor regalo que se le hace a un niño cuando se porta bien.
Caminamos por las calles de la zona antigua que tienen un trazado conocido como “estilo español”.
Al fin encontramos a Manneki Pi en las calles L’Etuve y Chene. El diminuto hombrecito de 50 cm pudiera pasar desapercibido de no estar rodeado de turistas.
Los archivos dicen que existe desde 1388, lo que no se sabe la verdad de su origen. Para los bruselenses es el símbolo de su buen humor y espíritu valiente y como muestra de amor le han regalado más de 700 trajes.
En Bruselas encontré un poco de todo lo que ya había visto, miles de bicicleteros, chocolaterías, cervecerías, pero dos lugares fueron los que me atraparon: los mejillones del restaurante Chez León en la Rue des Bouchers y la plaza medieval de la Grand Place.
La Grand Place con su Ayuntamiento de estilo gótico en el centro tiene fama de ser la plaza más linda del mundo; especialmente cuando la iluminan para eventos especiales como las Fiestas Navideñas.
Las dos noches que pasé en Bruselas fuí hasta la puerta donde vivió Víctor Hugo para afirmar que yo compartía lo que él dijo: “esta es la plaza más linda del mundo”.
En camino a las hermosas Galeires Royales Saint-Hubert mi anfitrión me llevó a un teatro de títeres que todavía da funciones para los niños. Luego repetí el camino todos los días con la excusa de ver los títeres.
Las Galerías Royales me encantaron. Allí encontré una agradable champanoteca y la chocolatería Neuhaus, donde venden los “pralines”, los mejores bombones rellenos del mundo desde 1857.
Si me quedo a vivir en Bélgica termino comiendo 8 kilos de chocolates al año. En los escaparates no se encuentra ninguna marca comercial, todo hecho a mano por joyeros y artesanos, boutiques pret a porter que me dejaron inspiradas para seguir andando.
El Patrón de Bruselas es San Miguel Arcángel y Santa Gúdula
No podía dejar la ciudad sin antes visitar la imponente Catedral Gótica de Bruselas donde se veneran a los patrones de la ciudad San Miguel Arcángel y Santa Gúdula.
Desde la colina de Treurenberg le dije hasta pronto a Bélgica.