Descubriendo Historias

Quién se imaginaría a Leonardo Da Vinci Chef

Un viaje a Florencia y Milán tras la historia

Quién iba a imaginar que el pintor de La Gioconda, conocida también como La Mona Lisa, no sólo vibró entre lienzos y pinceles, sino también en el arte de la cocina. De las ciudades de Florencia a Milán seguimos los pasos del genio florentino que inventó la servilleta, organizó banquetes y escribió la etiqueta de la mesa.

En 1469 llega a la ciudad de Florencia para vivir con su padre

Hay fuentes bibliográficas que apuntan que la fascinación por la comida, que acompañó al pintor italiano toda su vida, comienza durante sus primeros años de vida, en Vinci.

Algunos señalan que aunque era hijo “ilegítimo” siempre fue querido por su padre. Otros historiadores anotan que Leonardo nació y se crió en el caserío de Anchiano, una pequeña aldea en Montalbano, en la Toscana, donde vivía con su madre, una humilde campesina, y su padrastro Antonio di Piero Buti del Vacca da Vinci.

En 1469, el joven Leonardo se va a vivir definitivamente con su padre en Florencia.

De adolescente, cuando trabajaba en los talleres de Verrocchio, un famoso escultor, pintor, ingeniero, matemático y orfebre en la ciudad italiana donde también Botticelli era aprendiz, fue castigado “por glotón”. Para remediar “su mal comportamiento”, su maestro le ordenó pintar un ángel en el panel izquierdo del Bautismo de Cristo para la  Iglesia de San Salvi, obra que actualmente forma parte del Museo Uffizi, en la ciudad florentina.

Tuvo que trabajar haciendo labores que no le gustaban para poder mantener un alto estilo de vida 

A los 26 años decide independizarse e instalar su propio estudio, pero como aún no tenía el suficiente dinero, trabajaba sirviendo comidas en la famosa taberna Los Tres Caracoles, aledaña al Puente Vecchio, en Florencia. Después de un misterioso envenenamiento en el que mueren todos los cocineros de la renombrada taberna, Leonardo se convierte en el cocinero oficial de dicho lugar.

A partir de este momento el visionario joven no descansó un solo minuto de su vida para dedicar todos sus esfuerzos a desafiar las tradiciones culinarias, inventar una serie de platos y enseres, y hacer de la cocina un verdadero arte.

Era un universo distinto. Sus primeros trabajos y creaciones para “civilizar” las comidas, no tuvieron aceptación

A los pocos meses el pintor es despedido de Los Tres Caracoles porque cambió la “desagradable polenta con trozos de carnes irreconocibles por diminutas delicadezas, colocadas sobre una porción modelada de potaje sólido”, dice la traducción del libro Los Apuntes de Cocina de Leonardo.

En 1478, convenció a su amigo y compañero de oficio en el arte, Sandro Botticelli, para instalar una improvisada fonda

A pesar de su primer fracaso como cocinero, su interés y curiosidad por diseñar y construir objetos para ahorrar tiempo, trabajo y energía humana en la cocina, no cesó.

En el verano de 1478, convenció a su amigo y compañero de oficio en el arte, Sandro Botticelli, para instalar una improvisada fonda con viejos lienzos del taller de su maestro Verrocchio, y le llamaron La Huella de las Tres Ranas de Sandro y Leonardo.

Allí los dos artistas plasmaron sus ideales. Boticelli (uno de los exponentes máximos del Quattrocento italiano) había regresado a Florencia en 1470, y abrió su propio estudio, y tenía más dinero que Leonardo porque contaba con el mecenazgo de Lorenzo de Médici.

Desilusionado abandona Florencia en 1482

Dicen que Leonardo no era querido por la familia Médici y se negaba a regresar a la “monotonía de los retablos”.

Desilusionado y poco optimista decidió escribir una inusual carta de presentación, dirigida a Lodovico Sforza, “El Moro”, gobernador de Milán.
“Soy un insuperable constructor de puentes, fortificaciones y catapultas. También de artefactos secretos que no quiero describir en esta carta. Mis pinturas y esculturas pueden compararse con las de cualquier artista. Soy un soberbio diciendo acertijos y haciendo nudos. Y mis tortas no tienen comparación alguna”.
El gobernador de Milán impresionado por las “modestas” autorecomendaciones, nombró a Leonardo “Consejero del Moro sobre Fortificaciones y maestro de Banquetes de la Corte de Sforza”.

“Ahora por lo menos soy alguien, y no sólo un  mero artista y un escritorzuelo” proclamó orgulloso el pintor.

Se asienta en Milán de 1482 hasta finales de 1499

Empieza a trabajar organizando los banquetes del conde Ludovico Sforza; el modo salvaje de comer de los comensales lo desesperaban y entonces escribió “La etiqueta de la mesa”. Sufría cada vez que veía como los manteles limpios terminaban al final de las fiestas convertidos de un desastre.Es por esto que inventa lo que se conoce hoy en día como la servilleta pero Leonardo lo llamó paños.

En uno de sus cuadernos escribió: “antes de pintar cualquier caballo o retablo tengo que encontrar alguna alternativa para que cada persona limpie su cuchillo en la mesa después de comer”. Y así es como inventa la servilleta.

Leonardo vivió 20 años en Milán, la ciudad donde residió más tiempo en toda su vida

Todavía en Milán en la Librería Ambrosiana se conservan dos de los Códixes que escribió: El Codex Atlántico y el Codex Trivulzianus. Los estudios que llevó a cabo durante la peste en Milán son muy significativos. Leonardo elaboró planos para la creación de una ciudad ideal con un sistema de agua que favoreciera a las necesidades de los habitantes.El proyecto aún se puede apreciar incluso por las generaciones de hoy en día.

Back to top button