El Guardian de la Palma. El sueño Taíno de Armando del Pino

“Las palmas siempre han estado en Cuba desde los tiempos en que vivieron los taínos definiendo la belleza del paisaje insular. El guardian de la palma es el hijo del árbol. Un indio taíno que ha vivido en mis recuerdos desde que era un niño”

Armando responde a mis preguntas, mientras nos dirigimos caminado rumbo a un palmar en busca de una palma barrigona, las misma que Armando ha pintado en su serie “El guardian de la Palma”. Es una especie endémica de la isla de Cuba, que de algún modo llegó aquí al Sur de la Florida y creció junto a otras, cubanas también.

“Cuba es uno de los lugares del mundo con más variedad de palmas, el 80 por ciento son endémicas y muchas de ellas están en peligro de extinción. Yo crecí debajo de una palma, rodeado de su majestuosidad, su sombra y su sabiduría. Los Taínos obtenían de la palma la yagua para hacer sus casas, para ellos eran un tesoro de la Madre Tierra”.

El Guardian de la Palma, es el nombre de una serie de pinturas dedicadas a establecer una nueva conversación sobre lo que ha sobrevivido de la cultura Taína, su lengua y espiritualidad. En sus obras aparecen los elementos de la flora (las palmas) y la fauna cubana como el pez la biajaca, el almiquí, la jutía, el caracol polimita. Ahora protegidos, son sobrevivientes de la fauna que existió en los tiempos que vivieron los Taínos en la isla y que hoy en día son especies amenazadas.

Inspirado en las memorias infantiles de su ciudad natal Camaguey, el pintor cubano Armando me cuenta qué lo llevó a realizar la serie “El Guardian de la Palma”.

No todos los niños como él han crecido escuchando cuentos de las culturas ancestrales. Motivo por el cual conoce numerosas leyendas populares, que solo han sobrevivido por transmisión oral. Algunas parecen fantásticas.

“Siempre sentí una fascinación por las historias que me contaba mí abuela, que tenía raíces Taínas. Muchos cubanos llevan genes de los Taínos y son de ascendencia mixta, aunque muchos desconocen que tengan ADN de origen Amerindio”.

Cuentos y hallazgos tristes, cuentos alegres y hallazgos fascinantes.

Caminamos rumbo a un palmar en la zona de Coconut Grove donde Armando descubre la única palma que parece ser una “palma barrigona cubana”. Son las palmas que aparecen en su obra. Se acuesta en la tierra y se acurruca abrazándola. Es el mismo gesto de ternura y protección del indio Taíno de su obra. Un acto que demuestra el respeto hacia la naturaleza y la resistencia de una civilización que fue exterminada durante la colonización.

“Camaguey donde yo nací tiene un nombre Taíno, que significa “hijo de árbol”. Muchas palabras que se dicen hoy son originarias de la lengua taína (arawakan) y tienen el mismo significado para nosotros, como (juracán), huracán. Ellos se referían a las mismas tormentas tropicales que vemos hoy en día y destruían sus pueblos.

Cuando vez sus obras, vez el arte Taíno, las figuras que ellos hacían en piedra, cerámica, vestidos con la imaginación del pintor. Los pintó como eran sus ídolos, con ojos grandes y boca abierta usando colores vivos y brillantes como la naturaleza de Cuba.

Dioses que son símbolos de la Madre Tierra

Para pintar la serie acudió a las pocas referencias que existen: figurines que han sido desenterrados en recientes descubrimientos arqueológicos. Las pintó en óleo sobre canvas con azules que brillan y rosados que contrastan para hablar de sus sentimientos y recordar cómo vivían y quienes eran los Taínos.

Toda la serie es una especie de altar con ídolos Taínos de barro, donde aparecen representaciones de cada figura.

El cacique, el sabio, el recolector, la familia y un niño que representa la esperanza, la ternura, la alegría. Sus seres de barro son también un homenaje al arte de la alfarería de los primeros habitantes y recordar el talento que tenían para estas artes. Una cultura alfarera decorativa que fue interrumpida.

Pintar lo sagrado, sobrenatural, la mitología Taína

Las miradas de los seres son fijas y los ojos están representados por granos de café para abordar la cubanía. Algunos llevan objetos ceremoniales, otros sus habituales joyas en las orejas y hasta el cabello verde con la corona de una palmera.

La obra “Niño Taíno” es la que más dulzura encierra, esta es la que lleva el color rosado. Aquí incorpora el famoso caracol polimita, el que solamente existe en la isla de Cuba y está en peligro de extinción. Según una leyenda, el polimita tiene los colores de la naturaleza en la isla, el Sol, las flores y fue un regalo de amor que un cacique le hizo a su enamorada.

Las obras de la serie se van enlazando unas con otras como en secuencias. Pintó al cacique y el Bohíque, el que tenía el poder de comunicarse con los espíritus.

Entramos en una conversación mística sobre las creencias taínas. Me contó las leyendas que todavía circulan por allí, pero que han sido ignoradas y poco abordadas en el arte cubano, donde la cultura europea y africana ha tenido más influencia.

“En la cultura camagueyana hay muchas historias tristes y leyendas como la que le da el nombre al río Tiníma. Tiníma era la hija de un cacique Taíno que fue violada por los españoles y cuando supo que estaba embarazada se fue al río y se ahogó, otra leyenda es la de La Mantanza del Caonao. Caonao en lengua Taína significa, lugar donde hay oro”.

Lo que causa nostalgia en la serie son los elementos de cubanía como las palmas, cercanos al artista y que eran parte de la vida del pueblo Taíno. El almiquí, el caracol polimita, el perro mudo, las frutas tropicales que eran recolectadas silvestres, el pez la biajaca, el tabaco, los símbolos de los rituales y las ofrendas.