Mira una flor y es tu mundo. Georgia O’ Keeffe. Sus flores enamoran a Madrid, París y Basilea
Si tomas una flor en tu mano y la miras realmente, es tu mundo por un momento, dijo una vez Georgia O’ Keeffe, quien fuera y sigue siendo una de las más grandes pintoras norteamericana del modernismo.
Este año y el próximo sus flores enamorarán a los amantes del arte en europa, gracias a la muestra que han organizado tres ciudades: Madrid, París y Bacilea en colaboración con el Georgia O’Keeffe Museum de Santa Fe, Nuevo México con la curaduría de Marta Ruiz del Arbol.
Pintó las flores como las sintió, tan lindas que no parecen reales
Sus flores la hicieron famosa en el mundo, tanto así que cuando el libro Georgia O’ Keeffe: Cien flores se publicó por primera vez en 1987, causó sensación en el mundo del arte y se vendieron millones de copias. A través de su obra, la gente estaba descubriendo flores que nunca habían conocido, en especial el estramonio, una flor blanca alucinógena que se convirtió en la obra más cotizada creada por una pintora mujer.
Desde abril y hasta el 8 de agosto el Museo Thyssen Bornemisza en Madrid exhibe la primera retrospectiva de la artista norteamericana. La exhibición continúa al Centre Pompidou en París donde se exhibirá hasta finales de diciembre. En Enero 23 viajará a la Fondation Beyeler en la ciudad de Basilea. Los que no tengan la oportunidad de visitar los museos, podrán acceder a las salas a través de un enlace virtual online.
Amapolas Orientales (1917) Oleo sobre lienzo
….. pero la pintaré grande para que todos tengan que pararse a mirar su belleza”
La muestra ha dedicado todo un salón para exhibir sus flores.
En un video dedicado a la artista y compartido en la cuenta de Instagram del museo, el Thyssen explica por qué O’ Keeffe se convierte en un icono del arte. Adelantada a su generación, rompió con todo lo establecido, dejó de imitar lo que ya se había hecho y tomó su propio camino.
La retrospectiva abarca desde obras maestras conocidas hasta abstracciones, estudios de la naturaleza y escenas de la ciudad de Nueva York que han cautivado a las nuevas generaciones de amantes del arte.
“Hay algo en la naturaleza que me hace sentir que el mundo es mucho más grande que mi capacidad de comprenderlo”.
Estos sentimientos empezaron a habitarla desde muy temprano. En sus viajes entre Manhattan y Lake George en las montañas Adirondack donde pintó 200 obras entre ellas: “Autumn Leaves, Lake George” Hojas del Otoño en Lake George (1924)
Me enseñaron a pintar como lo hacían los otros, y yo sabía que nunca pintaría tan bien como las personas que me habían enseñado a imitar. No había motivo para hacerlo mejor. Nunca me enseñaron a pintar a mi manera. Pensé que alguien me enseñaría a pintar paisajes, pero nunca encontré a esa persona. Podrían decirme como pintar un paisaje; pero no como pintar el mío.
Paisaje de Black Mesa, Nuevo México. Desde la casa de Marie II (1930) Oleo sobre lienzo
Sus estudios de la naturaleza la hacen sensible al mundo natural. Aún en sus pinturas de los rascacielos de New York, la naturaleza parece ser la protagonista”.
Detalle de la obra Calle de New York con Luna (1925) Oleo sobre lienzo
El viaje a Hawaii despertó en ella una nueva fascinación por las flores de allí.
Durante su viaje a las islas de Hawaii fue recibida con flores. En una carta escrita a Stieglitz contaba -“ojalá y pudieras ver las flores que tengo. Me han regalado una enorme cadena de flores blancas. Perfuman toda la habitación con su aroma. Son tan bonitas que es imposible que parezcan real. La madre de Richards me trajo la primera gardenia que floreció este año para usar en la fiesta. Luego, el gran ramo de lirios de cala “callas lilies”. Debo empezar a pintar pronto”.
Link a la visita virtual de la muestra en el Museo Thyssen Bornemisza
Fotos: Courtesy of the Georgia O’ Keeffe Museum, Photography by Edward C. Robison III (Estramonio, Flor Blanca)