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Panamá. Un pequeño país bendecido con tantos encantos

Parece que la naturaleza conspiró para que Panamá llevara el paso de los Océanos en su menuda cintura, dividida por el famoso canal de Panamá. Un país cercano, pero desconocido para muchos, que pudiera convertirse en el próximo destino turístico de América.

Después de tres horas de vuelo sobre el mar Caribe a bordo de un avión de las líneas aéreas COPA, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo.  Buscaba la panorámica de los buques transitando el canal de Panamá, y para mí asombro vi un cinturón de rascacielos y edificios futuristas,  sembrados como plantas, en lo que los panameños acostumbran llamar, “Tierra Firme”.  Me pregunté si estaba llegando a Panamá, ó a una ciudad de Norteamérica.

Si no has visto una foto recientemente, realmente te sorprenderá como la ciudad se ha transformado en la última década, y lo mejor está por venir según el arquitecto panameño,  Alberto Arosemena. Llegué a un Panamá en obras, en medio de un caos de tráfico, la zona moderna está en medio de un pujante desarrollo urbanístico y el Casco Histórico, abandonado hace unos años, ahora en manos de una Comisión de Restauradores, que están cambiando el rostro triste que tuvo hace unas décadas, por uno  mas vivo y alegre. Me enamoré de esta zona en cambio. Da gusto caminar por esas calles estrechas con salidas al mar, todavía contrastante con las zonas donde los edificios necesitan habilitarse.

Mientras caminas por los callejones de esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad, no extrañas la otra. La más moderna, donde Donald Trump está construyendo un mega edificio y la  élite de América Latina sigue la moda en las tiendas de diseñadores.  Yo prefiero caminar por esta, la colonial, donde Rubén Blades tiene su casa. Una ciudad añejada por el salitre del Pacífico, donde el tiempo se detiene y las historias centenarias se recuerdan.

Sentada en una terraza, rodeada de históricos edificios como la Iglesia de San Francisco de Asis, o la de San José, cualquier panameño te puede contar como se quemó la otra ciudad – Panamá la Vieja. Dicen que los religiosos, taparon el altar de oro, para que los hombres del Pirata Inglés Henry Morgan no arrasarán con el. Hoy en día, se puede apreciar el altar en la iglesia de San José y también puedes ir a Panamá la Vieja a caminar entre las ruinas.

Panamá es un país que invita a la exploración y los panameños presumen, de abrir sus brazos y tener a cada lado un Océano. En pocas horas, vas del Pacífico con sus ballenas, al Atlántico con sus delfines. Con una geografía tan diversa y el encanto de la selva y los valles panameños, hoy no dudamos porqué  Panamá fue considerada desde la época de la conquista, la “Reina del Pacífico” y porque hoy en día es un destino ideal para el ecoturismo. De las 2000 especies de aves que existen en el mundo 950 de ellas se encuentran en Panamá.

Recorriendo las paradisíacas islas Panameñas.

Islas de Bocas del Toro.

Afortunadamente no han sido explotadas por el turismo de masas, conservando ese aire de pueblo sin maquillaje, que tanto gusta a los que buscan otro tipo de turismo.

Existen mares en el mundo, pero el Caribe, placenta de las islas panameñas, es miel de otro panal. A penas bajas del avión, sientes la tierra caliente, las ganas de hablar, el olor a pescado fresco con patacones y sobre todo, el sol buscando como acariciarte para que no lo odies. Estás cerca de todo lo que pueda traerte paz y tranquilidad: las casas sobre pilotes en el mar, donde es usual jugar dominó y descansar en hamacas a cualquier hora del día. Aquí el bote sustituye al auto, porque si quieres conocer los secretos que esconde el archipiélago, debes salir al mar sosegado, a recorrer las islas, sus cayos y los islotes.

Se suele decir que Bocas tiene los corales mas bellos del mundo, algunos no explorados aún, siendo un auténtico paraíso para los deportes acuáticos, tienes el privilegio de un cara a cara con cientos de especies que conviven en un ecosistema protegido.

Uno de los tesoros del archipiélago es Cayo Zapatilla. La isla idílica que cualquiera ha sonado, playas de arena blanca, donde se puede descansar bajo la sombra de árboles centenarios. La única casa que existe en Zapatilla, es la de Inocencio, alias “el brujo” un ermitaño de 70 años,  que ha vivido relativamente sólo toda la vida, cuidando los nidos de las tortugas marinas que anidan casi todo el año en la isla.

Kuna Yala conocido como Islas de San Blas.

“Un rosario de aldeas kunas donde viven los hombres de oro, Olo Tule en bohíos de paja”.

Mi amor y respeto a la etnia Kuna, al  cacique -Shahila de Corbinski, que permitió la filmación del show “Viajando con FAMA”, al maestro Elias. A los niños pequeños que me recibieron al bajar la canoa, bailando la Kammu Burwi Danza y decoraron la que sería mis casita de palma,  con una tendedera de molas. Me robaron el corazón con su inocencia y humildad.  En especial, María, la madre de todos en Corbinski,  que me vistió con el traje típico Kuna.

De las 365 islas del archipiélago, mi guía Kuna Gilberto, me invitó a la Isla de Corbinski donde su primo tiene reputación de ser un gran maestro y guía turístico. De la ciudad de Panamá se puede llegar en avioneta en un vuelo de 30 minutos, pero nosotros fuimos en un 4 X4 por una carretera que está en construcción desde hace años. Lo mejor es conseguir un guía que te acompañe en el viaje y te sirva de interprete, cuando entres al territorio Kuna. Sobre todo alguien que conozca bien el camino. En un punto del viaje, los guardias te paran y te piden el pasaporte, es como abandonar un país y entrar a otro.

Cuando vas en bajada, de las montañas rumbo al mar, puedes subir a una piedra, que llaman “mirador”, para divisar el collar de las islas. Luego se llega a Barsukun, donde esperan los botes de los indios Kunas.  No todas las islas y todos los caciques permiten que seas su huésped. En Corbinski, el hospedaje incluye, dos comidas, desayuno, transporte en bote a otros islas y a tierra firme. Puedes optar, por dormir en una hamaca al aire libre como los Kunas. Para disfrutar las playas, puedes ir en bote a la Isla Perro, una isla paradisíaca, donde se puede hacer buceo.

En la noche reina la paz y la oscuridad, pocas casas están alumbradas, los niños juegan a la danza y esperan el amanecer para subir a los botes que los llevará a la escuela. Una vida sencilla y humilde, donde la única frontera es el mar. Aún así, no temen a su furia, lo conocen y saben que es el sustento de la familia, entre tantas carencias.

Un paseo por el canal de Panamá

No hay turista ni curioso que no llegue a Panamá y no visite el Canal de Panamá, sobre todo ahora que está en obras de ampliación. No hay carguero del mundo que no desee cruzarlo. Yo lo hice a bordo de una lancha. Considerado, una de las Maravillas del Mundo y uno de los mayores logros de la ingeniería moderna, el Canal es un ejemplo de la inteligencia humana. Dividir un continente abriendo paso entre la selva, no fue tarea fácil. Visionarios e ingenieros europeos como Eifell, Lesseps y Varilla, se empecinaron en crear una vía marítima que uniera los Océanos y al final lograron su sueño en este pedazo de tierra extranjera, para suerte de los panameños.

Es interesante ver a los buques transitando el canal, mas sabiendo que han tenido que reservar su tránsito con un año de espera. Unos cruzan por negocio, otros por placer y cuesta una fortuna transitarlo. El canal forma parte indisoluble de la vida en Panamá, es su columna vertebral, nadie dudaría que Panamá sería menos cosmopolita sin su canal, acostumbrado a los extranjeros la zona del canal siempre ha sido una especie del centro del mundo.

Dónde comer:
La reconocida Chef Cuquita Calvo está a cargo de la cocina de los hoteles Bristol en la ciudad de Panamá y Buenaventura. Sus platos tienen un toque casero a pesar de ser innovadores.

De compras:
Centro artesanal en el Valle de Antón. Los Domingos llegan todos los artesanos y artistas plásticos.

Excursiones:
El hotel Gamboa Rainforest Resort, ubicado en el corazón de la selva panameña, organiza  viajes en lancha por el canal, y el misterioso río Chagres.

De compras:
En Kuna Yala, no pierdas la oportunidad de comprar una Mola, es una de las piezas de arte mas hermosas que puedas adquirir de bordados geométricos en tela. Las hacen las mujeres Kunas de las islas de San Blas y representan una importante fuente de ingreso para ellas.

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