Sophie Wizmann, la artesana de jabones que revive el ritual del baño marroquí
Su vida cambió después de un viaje de regreso a su país natal, donde aprendió el arte ancestral de hacer jabones.
Hoy la historia de nuestra columna el “Arte de Vivir” la cuenta la artesana de productos de belleza Sophie Wizmann, creadora de Ourika Soap, que lleva el nombre de un valle en Marruecos donde ella viajaba de niña.
” Nací en Marruecos, Casablanca. Recuerdo que mi madre me enseñó desde pequeña el ritual del baño, exfoliar la piel con una esponja de lufa. Esta esponja vegetal, una alternativa al plástico, ha sido parte del ritual del baño árabe por miles de años. Yo la incorporo en mis jabones para hacer accesible la experiencia del hamman marroquí”.
El arte de hacer jabón es un secreto que ha pasado de generación en generación en las villas donde viven las mujeres bereveres y donde las abuelas son las encargadas de contar las historias, para mantener vivas las tradiciones en la familia.
Su historia es tan inspiradora y original como los olores de las rosas y aceites aromáticos que emanan de sus jabones llevándonos a un viaje a las lejanas montañas del Alto Atlas.
Sophie tiene su taller artesanal en California, pero su sueño es construir uno en Marruecos y poder ayudar a la economía de las mujeres marroquís del Atlas.
“Quiero crear un movimiento en la Montañas del Atlas para ayudar a esas mujeres porque trabajan muy duro. Ellas no van a la escuela, se casan muy jóvenes”
No siempre Sophie se dedicó a crear jabones y aceites de belleza. Me contó que por muchos años trabajó en el mundo del High fashion, y cuando surgieron tiendas como Zara, se dió cuenta que la moda había tomado el giro del “fast fashion” y esto no era realmente lo que deseaba para su vida. Decidió tomar un sabio descanso antes del 2020.
Fue cuando hizo un viaje a su país natal, para aprender el arte de vivir y los rituales de cuidado personal de las mujeres berevere en la región de Atlas.
“Mi piel siempre estaba seca y empecé a investigar el por qué, compré jabones de todas partes del mundo. Me di cuenta que todo lo que estaba usando para la piel tenía muchos químicos.
En la foto, su línea de jabón “Le Marrakech” – se cuelga en la ducha, cuando el jabón se gasta, las cuentas pueden usarse para hacer un collar.
Entonces es cuando decides ir a Marruecos y recibes todas la enseñanza de esas mujeres creativas que expresan su arte haciendo sus propios productos de belleza?
Si!. Yo conocía a un herbalista de Marruecos. Rashid tiene un conocimiento muy grande de las plantas, de su poder sanador, como usarlas y lo que necesitas hacer para crear un producto. El me invitó a viajar a las montanas de Atlas a visitar las casas de las mujeres bereveres. Me hospedé con ellas y aprendí cómo hacían sus jabones con pocos ingredientes. Las mujeres bereveres no tienen muchos recursos, entonces ellas usan lo esencial. Tu no necesitas mucho para hacer algo bueno.
Cuando regresó a California, se dedicó de lleno a tomar clases y aprender todos los secretos de hacer jabones artesanales, usando casi todos los ingredientes de Marruecos, Africa e Israel: aceite de argán (llamado el oro líquido), manteca de karité, aceite de oliva, de coco y arcilla rhassoul de las montañas fértiles de Atlas.
Esta arcilla es de la región del Atlas, el único lugar en el mundo donde se puede conseguir. Es único de esta región y se ha usado por sus propiedades desde hace unos 1, 400 años.
Sus velas son creaciones únicas, con llamas no tóxicas creativamente envasadas en cerámica de Fez.
“Todos mis productos han sido creados pensando en que tengan un segundo uso, las velas no son tóxicas, están hechas con aceite esencial de coco y viene envasada en una cerámica de Fez, pintada a mano. Yo las mías las uso como joyeros“